
La Gente
Es Lo Que
Importa
Renata Zúñiga

Introducción
Entre las ideas que plasman Octavio Paz y Samuel Ramos, en El Laberinto de La Soledad y El Perfil del Hombre y la Cultura en México respectivamente, sobre los mexicanos se pueden extraer ideas que coinciden con el mexicano del México actual. Paz menciona ciertos aspectos de la mujer que de no tenerlos, no es vista como una mujer decente, dice que una mujer tiene que ser, en cierto modo, secreta, lo que quiere decir
que es una mujer que se da a respetar frente a la sociedad desde la manera en que actúa hasta la manera en la que viste. Otro aspecto de la mujer mexicana que menciona es el hecho de que tras el sufrimiento la mujer se puede convertir en un ser como el hombre, o sea “invulnerable, impasible y estoica”. Común es entre los mexicanos la acción de mentir para ocultar un hecho que no puede ser revelado por diferentes razones, una de las principales es para esconderse de la sociedad y de lo que puedan opinar. Samuel Ramos habla sobre la desconfianza que presenta el mexicano ante cualquier situación o persona, lo que lo hace estar en un estado a la defensiva, siempre temeroso, y alerta. El mexicano burgués, en El Perfil del Hombre y la Cultura en México, se refiere al mexicano que actúa de manera que quede bien visto por el resto de la sociedad. En la sociedad, no solo en la mexicana sino en general, una mujer decente siempre será aquella que muestre cierto grado de respeto hacia ella misma en torno a la sociedad en la que vive. Asimismo, en todas las sociedades, la gente tiene el hábito de mentir para ocultar cosas sobre ellos mismos o sobre alguna situación en particular, con el fin de ser bien vistos o de evitar problemas de otro tipo. La mujer puede llegar a ser, según Paz, como el hombre, una persona cerrada a sentir algo después de haber sufrido. Debido a los problemas actuales que se viven en México, el mexicano sigue siendo una persona que desconfía ante todo y todos, por lo que siempre tiene que estar alerta.
En El Laberinto de La Soledad, se habla sobre un lenguaje “de palabras prohibidas”, las groserías, y dice que solo las pronunciamos en situaciones en las que sentimos “cólera, alegría o entusiasmo”; aunque esto es verdad, hoy en día el mexicano usa estas malas palabras cotidianamente, se hable de lo que se hable y se sienta lo que se sienta al momento de hablarlas. Paz presenta la idea que hace ver al hombre mexicano como una persona cerrada, a la cual le llama “el rajado”, esto quiere decir que es una persona que se abre al mundo o a un amigo y por esto es vulnerable y le resta parte de lo que conforma su “hombría”. Al contrario de épocas pasadas, un hombre de verdad en la actualidad es aquel que muestra sus sentimientos, esto se debe a que hacerlo es algo muy difícil de hacer por el hecho de que puede ser rechazado de diferentes maneras. Las mujeres, al contrario de lo que dice Paz, forman una parte importante de la sociedad y son tomadas en cuenta al mismo nivel que un hombre, o al menos así debería de ser según la equidad de género. Como se mencionó antes, el mexicano usa las palabras altisonantes como parte del lenguaje diario que utiliza, y no a manera de sentirse superior al resto de las personas, como dice Samuel Ramos; por esta razón “el pelado” ya no existe en la sociedad, por lo menos no como lo describe Ramos. El mexicano ya no es un ser que se sienta inferior a los demás, cosa que se intenta comprobar en el desarrollo de El Perfil del Hombre y la Cultura en México; hoy en día el mexicano busca sobresalir y ser reconocido nacional e internacionalmente, el mexicano actual es un ser emprendedor que busca poner en alto el nombre de México.


Ambos escritores plasman en sus obras características que forman la entidad del mexicano que en su momento fueron ciertas. Por la diferencia de épocas, muchas de ellas han desaparecido; no obstante, otra cantidad de las mismas permanecen exactamente igual o parecidas pero con diferente significado al que antes se les daba. Como personas que son parte de una cultura, el mexicano siempre tendrá características que los distingan de los franceses o de los americanos, por esa razón mantiene características pasadas aunque su interpretación cambie con el paso de los años.